El truco detrás del etiquetado “sin aditivos”
Una de las últimas tendencias en el etiquetado de alimentos, es evitar nombres de aditivos químicos. El interés por la composición de nuestros alimentos ha conseguido que nos hayamos habituado a leer las etiquetas y rechazar productos que, justificadamente o no, creamos que no nos convienen.
Una buena estrategia de marketing es poner: sin aditivos, sin colorantes, sin conservantes o sin químicos (esto último es algo absurdo). Pero nos guste o no, los aditivos y conservantes son necesarios en los alimentos procesados, así que lo están haciendo es reemplazar nombres “técnicos” por otros que suenan más “naturales”, a pesar que la supuesta naturalidad solo esté en su nombre. Unos ejemplos:
Almidón de tapioca
La mayoría de consumidores fruncen el ceño si leen la palabra: polifosfatos. Sustancias que se añaden a derivados cárnicos como salchichas, jamón cocido y/o patés, como emulsionantes y para ayudar a que la carne absorba y retenga agua y con ello pese más y no se dehidrate. El almidón de tapioca hace el mismo trabajo pero suena mucho mejor que E-452 o polifosfato de sodio o de potasio, cálcico de sodio o de calcio.
Extracto de malta de cebada tostada
Este ingrediente, se encuentra a menudo en los cereales de desayuno y panes integrales. A pesar de su inocente nombre se usa como potenciador de sabor y colorante. Añadido en líquido o en polvo aporta sabor dulce, color tostado dorado y aroma a cereales tostados en un solo gesto, es decir, potenciador del sabor, colorante y edulcorante.
Jarabe de maíz (fermento o fermentado)
Este conservante se fabrica fermentando maíz transgénico con bacterias que forman ácidos que evitan la proliferación bacteriana. El truco es que al ponerlo como un ingrediente y no como aditivo se evitan tener que poner el número E correspondiente.
Extracto de romero
Lejos de ser una especia, tras el complejo proceso de extracción este polvo o líquido marrón ya no posee olor o esencia a romero pero es un conservante muy efectivo a la hora de alargar la fecha de caducidad de los alimentos.
Extracto de arroz
Lo encontrarás en varios productos como helados, aperitivos salados, y pizzas, debido a que es un emulsionante y estabilizadores, antes conocidos como esteres de ácido diacetiltartárico de mono y diglicéridos (E472e), y metilcelulosa (E461). Se utiliza como “acondicionador de masa” en las panaderías industriales para mejorar la retención de agua y extender la vida útil en el congelador de productos horneados, y también aparece mucho en los alimentos light o bajos en grasa, para compensar la falta de textura que resulta al eliminar la grasa de un alimento o receta.
Concentrado/Extracto de zanahoria
Lejos de ser zumo de zanahoria como podrías pensar este colorante amarillo hace que las margarinas tengan el mismo color de la mantequilla, si no se añadiese sería una masa gris. A veces se etiqueta como “carotenos“, que suenan más saludables. El extracto de remolacha y el extracto de pimentón son colorantes rojos para etiquetas sin colorantes. El extracto de cártamo produce un tono ahumado o capuchino.
Evitar que los alimentos procesados contengan aditivos es imposible. Son necesarios para preservar, dar color, textura, aromatizar y aportar sabor a los productos. El consumidor es quien tiene la decisión final pero no pequemos de ingenuos, que algo parezca natural dista mucho de que realmente lo sea. Y tener bien claro esa idea puede ahorrarnos dinero y sobre todo que nos tomen el pelo.
Si te interesa el tema te recomiendo la lectura de “Swallow This: Serving Up the Food Industry´s Darkest Secrets” escrito por Joanna Blythman
7 comentarios
Jajaja son terribles, el agua es química también… Pero además de eso, el azúcar es un aditivo y ya he leído muchos productos que dicen no tener aditivos poseer azúcar.
Si somos literales cualquier sustancia susceptible de añadirse es un aditivo, no?
Lo siento Ana, pero este artículo fomenta la quimiofobia. ¿Se puede saber qué tienen de malo los conservantes? De verdad, es lamentable eso de lo mejor es lo natural. Existen millones de venenos naturales.
Hola Pablo, pues nada más alejado de lo pretendido.
Quienes fomentan la quimiofobia son las empresas que etiquetan sus productos sin colorantes y sin conservantes (hasta alguna vez he leído sin químicos) haciendo creer con ello que aportan mayor valor.
Lo que no podemos es pecar de ingenuos y pagar un precio mayor por un producto que solamente ha cambiado palabras en su etiqueta.
Quien crea que puede vivir sin aditivos, entre ellos los conservantes, a mi modo de ver es un iluso/a
¿te digo quien podia vivir sin aditivos, entre ellos los conservantes? toooodos nuestros antepasados, simplemente no habia industria que fabricará ningún aditivo, con o sin etiquetas. Lo siento mucho por Pablo, pero lo que el dice es una tonteria de mira que modernito soy que vivo en la época que me toca, tengo satelite, tengo mobil y consumo conservantes, vale! pero los suelos cada dia son más pobres en minerales, las ciudaddes mas contaminadas, todo más artificial, y tu un iluso.
Dani, en el mundo en el que vivimos es imposible tener una alimentación sin aditivos.
Un ejemplo a todo el marisco y pescado en alta mar (en teoría el más sano) se les añaden aditivos antes de congelarlos para que no se pongan negros. Yo recuerdo cigalas negras y mi madre solo me decía no comas la cabeza, ahora todas tienen un envidiable tono rosado.
No podemos controlar la producción de todo lo que comemos, no nos engañemos.
Hola María, esa leche es la que compro para mi madre. No he encontrado en el mercado ninguna mejor. O la hacemos en casa o compraremos un 7% de almendras al precio de casi 3€. Pero yo no tengo tiempo para hacer leche de almendras al ritmo que mi madre la consume.
Lo que he puesto en el artículo no es para dejar de tomar alimentos como esa leche, es simplemente para no engañarnos a nosotros mismos y pagar un precio alto por lo mismo.
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